sábado, 22 de mayo de 2010

NAQOYQATSI


















Título: Naqoyqatsi
Ficha técnica
Dirección: Godfrey Reggio Producción: Stephen Soderbergh, Godfrey Reggio et al Guión: Godfrey Reggio Música: Philip Glass Fotografía: Russell Lee Fine Datos y cifras
País(es): Estados Unidos Año: 2002 Género: documental
Duración: 89 minutos
Compañías
Productora: Miramax Films



El genial director Godfrey Reggio completa su trilogía inspirada en tres profecías de los indios hopi. En Naqoyqatsi, cuyas palabras significan Vida en guerra, nos propone, como en las dos películas anteriores, Koyaaniskatsi, de 1982 (Vida desequilibrada) y Powaqqatsi, de 1987 (Vida en transformación), una experiencia fílmica más allá de las palabras, en la cual la imagen y la música nos infiltran en Naqoyqatsi, un mundo en guerra. Un mundo en el cual la tecnología lo está alterando todo: los medios, el arte, los sentimientos, el deporte, la política, la medicina, la guerra, la ética, la naturaleza, la cultura y la misma cara del futuro humano. Por ello, las imágenes estimulantes de Naqoyqatsi se funden con la música hipnótica de Philip Glass que soporta el espectáculo visual con el que tiembla la pantalla.
Si Koyaanisqatsi era una mirada crítica y despiadada del modo de vida occidental y del papel de la tecnología para crear la paranoia de los ricos, Powaqqatsi afrontaba la transformación de los países del sur hundidos por la explotación de sus recursos naturales, pero sumidos en la homogeneización que amenaza en convertir el planeta en una pequeña aldea, aunque extremadamente peligrosa. En Koyaanisqatsi el desequilibrio se plasmó con la revolucionaria técnica de las imágenes hiperaceleradas de los coches recorriendo los suelos de Manhattan o las aglomeraciones vomitadas directamente por las escaleras mecánicas del metro. En Powaqqatsi, los primeros planos con teleobjetivo avanzando con lentitud sin apenas fondo, pero con una grandiosidad de impresión, aportaron una nueva forma de traducir la transformación vital en la pantalla. Naqoyqatsi es un obra de arte de la técnica de la transformación del píxel por parte de los ordenadores. La mayor parte de las imágenes proceden de otros documentos fílmicos de orígenes diversos (anuncios, documentales, etc.), pero que han sido retexturizados, remodelados, recoloreados, reanimados por obra y gracia de la tecnología digital que el film cuestiona. El ordenador hace el mundo a su imagen, indiscutible, sagrado, esclavizante. Los sentimientos humanos están encadenados a la ficción de una ciencia que la mayoría ni comprende. La guerra que narra el film va más allá de las bombas de los conflictos bélicos. La violencia es el aliento de la religión que, a su vez, instiga la inmoralidad de la perversa y arraigada doble moral. Una guerra no es sólo una secuencia de destrucción arquitectónica y paisajística. Una guerra es para destruir la cultura, la lengua, la vida. En la guerra todos perdemos parte de nuestra humanidad aunque no estemos directamente en el campo de batalla.

Naqoyqatsi no es una película para pasar un buen rato. Es una experiencia para derramar el exceso de edulcorante cerebral con el que nuestra sociedad nos adormece. Es una experiencia para salir del conformismo sin perder la identidad. Es una experiencia para amar más la Vida. Qatsi, en hopi significa vida y esta película, como sus hermanas, son un intento de renombrar las cosas de nuestra civilización, para que lo que nos parece normal lo veamos anormal, sinsentido, que es la realidad. No es normal mostrar imágenes de rehenes decapitados y no sentir escalofríos en el alma. No es normal que las bombas estallen en medio de la noche a vista de pájaro tal como lo ve el avión asesino. No es normal que la maldad domine a la bondad, pero nuestro mundo nos hipnotiza para que no nos rebelemos. Las imágenes de Reggio perforan el iris y diluyen parte de la atrofia cerebral que nos paraliza para ser vitales. La música de Glass y el virtuoso violoncelo de Yo-Yo Ma despierta a estas orejas acostumbradas a no oír para no tener que pensar en nuestra cómoda cotidianidad. Música e imágenes, no hay más, pero con un guión inexistente que, sin embargo, traza una sensacional visión, como el estilete de un plotter que a cada pasada parece que no dibuja nada, pero que al final de todas ellas deja una fotografía impactante. Naqoyqatsi atraviesa nuestro corazón, algo que necesitamos de vez en cuando para sentir la libertad, esta libertad que día a día tras el 11-S se va diluyendo como la vida vista a través de una ventana azotada por la lluvia fina pero persistente.
Naqoyqatsi está organizada en tres partes. El MOVIMIENTO UNO explora el mundo como si estuviera atado con un alambre mientras el lenguaje humano evoluciona hacia al código numérico. El MOVIMIENTO DOS se ceba en el reino de los deportes, de la competición y del juego, el circo de las pasiones de un mundo en paz. El MOVIMIENTO TRES es un viaje a velocidad galáctica por la ficción que la ciencia nos propone para el siglo XXI, un viaje violento, en guerra contra lo más puro de la esencia humana: la capacidad de amar y sentir.

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