sábado, 22 de mayo de 2010

POWAQQATSI


















Titulo: Powaqqatsi
Direccion: Godfrey Reggio
Produccion: Francis Ford Copola, George Lucas, Godfrey Reggio
Guion: Godfrey Reggio, Ken Richards
Musica: Philip Glass
Editor: Iris Cahn, Miroslav Janek, Alton Walpole
Fotografia: Graham Berry, Leonidas Zourdoumis
Año: 1988


El eje de Powaqqatsi es visualizar esta entidad que consume la vida de unos para que otros tenga vida y por lo cual es necesario el esfuerzo físico, imprescindible para la supervivencia. La vida de estos hombres es la del trabajo manual para arrancar a la tierra los frutos de los que van a alimentarse. Hombres y mujeres, grandes y pequeños. Lo humano no escapa a este ciclo laboral. Un mundo primario, agrícola, ganadero y minero por y para la tierra, donde el individuo no es más que el espíritu de la comunidad. Reggio ensalza el trabajo físico, mostrando las labores artesanas, hoy arrinconadas ya sólo en las culturas emergentes del Tercer Mundo

Powaqqatsi es también un homenaje a la celebración, a los ritos que nos hacen humanos, la muerte incluida. La religión, el intercambio de bienes, la fiesta ponen color a este esfuerzo en todos los rincones del mundo. Powaqqatsi muestra la importancia de la fe, de la religiosidad en todas sus formas y en todos los rincones del planeta. Devotos frente al muro de las lamentaciones, fieles orando en cualquier continente…

En contraste, la vida moderna, la de los países del Primer mundo donde la tecnología en lugar de liberar aliena en mil imágenes sin sentido, en mil placeres vacíos, sin musicalidad ni armonía. En Powaqqatsi es sólo un capítulo quizás para no olvidar el mundo convulso narrado en Koyaanisqatsi de la primera parte.

Reggio demuestra nuevamente su maestría con la cámara. Si Koyaanisqatsi sorprendió fue por el uso acelerado de las imágenes. En cambio, Powaqqatsi muestra su riqueza en los primeros planos tomados con largos teleobjetivos que recortan a sus protagonistas casi como si estuvieran danzando en la escena. El dolor, la alegría, la celebración se enfatizan con el movimiento lenta de la cámara que arranca toda la expresividad de sus personajes. No hay rasgo en el rostro que se pueda escapar. Un parpadeo, el sudor emergiendo de los poros de la dermis o simplemente la mirada perdida en el más allá.

Es un documental, pero también es poesía alimentando nuestros ojos que quedarán seducidos desde el principio. Puede que se nos escape el hilo argumental sutil que se va sucediendo. Puede que la música minimalista de Philip Glass no nos emocione, pero al finalizar la película no habremos quedado insensibles. Tampoco podremos sentirnos defraudados pues en poco más de hora y media habremos viajado con imágenes magistrales por Brasil, Hong Kong, India, Egipto, Kenia, Nepal, Perú…
Posteriormente luego de un corte abrupto en el que aparece un tren en movimiento de forma muy rápida y con un notable cambio de musicalización, se presenta claramente su posición frente a la vida moderna, posmoderna y los perjuicios que trajo para la humanidad dicho cambio de paradigma, y tal como ha sucedido en muchas invasiones alrededor del mundo, está vez con el grave atenuante de ser un fenómeno de tipo global, la cultura fue devastada, arrollada, atropellada, en desarrollo que descuido y menosprecio el legado cultural de la misma humanidad, dejando a su paso miseria, hambre, y desgracia a los menos favorecidos, a aquellos que por diferentes circunstancias no encontraron rápidamente un espacio, en medio de dicho desenfreno desarrollista.

1 comentario:

  1. Desconocía a este director. De todas formas, ya lo estoy buscando en la red a fin de bajar todas sus películas; sé de antemano que debe ser muy bueno, ya que la recomendación me viene de alguien que a su vez recomienda a Chomsky y a Chaplín. Excelente blog, voy a seguirlo de ahora en más. Saludos desde argentina.

    ResponderEliminar